Lecturas refrescantes para jóvenes en tiempo de verano. 

Por José Miguel Burgui (Salesiano de Don Bosco). 

Es curioso, son muchas las personas que cuando van de aquí para allá, no paran de echar fotitos con el querido móvil; es más, hasta se hacen muchos selfis, autofotos, como si no se conocieran y así poder demostrar que estuvieron con aquella persona o en aquel lugar.

Muchas fotos por fuera y de lo de fuera. Supongamos que un día se pudiera fotografiar nuestro interior, el corazón, ¿qué se vería?

En muchos seguro que se verían odios, envidias, ambiciones y toda clase de maldad. Y en otros, se vería ternura, cariño y amor.

Un buen observador, sin la necesidad de echar una foto al corazón lo va a ver en la actuación de la persona, según sus actos, eso es lo que lleva dentro, sin juzgar, solo viendo lo externo se capta el contenido por más que el envoltorio, en muchos casos nos quiera hipnotizar, deslumbrar y ganar nuestra aprobación.

La acción señala el ser, el contenido de la persona, su corazón, de ahí que sobran fotos, fotitos y selfis.