Reflexión en el día de los abuelos

Por equipo de redacción Salesianos Alcoy

España ha rebasado el umbral de los dos millones de mayores de 65 años que viven solos en España. Son casi la mitad de los 4,7 millones de hogares unipersonales, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) publicados y correspondientes a 2018. De ellos, más de 850.000 tienen 80 o más años y la gran mayoría son mujeres: 662.000. Si bien los datos muestran que las tendencias entre tramos de edad no han variado significativamente entre 2013 y 2018 —los años para los que hay datos—, sí ponen de manifiesto la crisis demográfica que afronta España. Unos 112.000 mayores de 80 sin compañía más que en 2013. Más viejos y más solos.

Algunos son los medios de comunicación que se han hecho eco de esta noticia, pero son muchos más los que inciden en que, debido al bajo nivel de ingresos de los jóvenes, por no encontrar un trabajo remunerado de forma suficiente o con una modalidad contractual temporal, no pueden abandonar sus hogares. 

Entonces, ¿cómo nos aclaramos? ¿denunciamos una tercera edad que vive sola y al mismo tiempo una juventud que no puede abandonar el hogar? ¿sorbemos o soplamos? ¿somos tan egoistas que abandonamos a nuestros mayores en residencias o les dejamos solos a su suerte en sus, en muchos casos, destartaladas casas, y al mismo tiempo, reivindicamos vivir, en muchos casos en soledad a los jóvenes para una supuesta independencia y libertad?

En el fondo, todo responde a un ataque frontal a la única institución junto a la Iglesia que nos hace permanecer firmes ante la influencia de los intereses económicos que pretenden que vivamos solos para generar más gasto, que inflemos el negocio de las residencias privadas de ancianos, y que reduzcamos a la mínima expresión los vínculos familiares que pueden hacernos fuertes antes los intentos de cambiar la sociedad y convertirla en una especie de dispersa comuna, sin apegos, sin valores y sin referentes morales a merced de la corriente de moda. Así es mucho más fácil manipular las conciencias y domesticarlas.

Los abuelitos y las abuelitas son nuestros más queridos familiares porque nos dan todo el cariño que tienen y lo hacen conviviendo en muchos casos con dolores físicos y también del alma. Nos necesitan, en muchos casos, se encuentran en situaciones de completa indefensión y quieren vivir, quieren vivir sintiéndose queridos y arropados por su familia, por sus familias, por la sociedad. Rebélate y quiere y cuida a tus mayores y si vives con tus padres o tus abuelos más allá de los 20, 30, 40 ó 50 años, no te preocupes, la independencia no cura la soledad y sólo en familia, sólo en la vida de comunidad se puede encontrar la felicidad. Y si te independizas y has logrado formar tu propia familia, ¡enhorabuena!, pero no olvides a los mayores.

¡Feliz día de los abuelitos y las abuelitas! y recuerda, ¡corre a besar a tus abuelos!