Pensamientos al arrancar la hoja del calendario

Por Redacción Salesianos Alcoy

Y llegó por fin el mes de septiembre. Ese acto casi reflejo de rasgar la hoja de un mes cuando ya se encuentra plagada de cruces, me llama a contemplar una imagen tierna pero real, histórica pero repleta de encanto. Y es que en el instante anterior a romper la hoja saliente y lanzar los pedazos al cubo de la basura, te encuentras un dibujo fantástico que refleja unos de los numerosos encuentros que Don Bosco mantenía durante la semana con los muchachos trabajadores que, después, el fin de semana, acudían felices al oratorio a jugar, a compartir, divertirse y rezar. La imagen tierna de aquellos obrerillos que encontraron en Don Bosco a aquel padre que perdieron en su pueblo de origen detiene la maniobra.

Ese calendario mural que todos los años nos entrega en mano el director de la casa salesiana no tiene desperdicio. Bajo la preciosa y soñada imagen de la Auxiliadora se encuentra una agenda digital (de dedos) siempre actualizada, combinada con la más extensa combinación de recuerdos, sentimientos, alegrías y tristezas del hoy y del ayer.

Antes de cruzar cada uno de los dígitos con el implacable paso de un bic (siempre azul) se han señalado visitas al médico, la toma de la consiguientes pastillas, la hora de la peluquería o el día del examen que lleva de cabeza al niño los últimos tres meses. También la curiosidad de descubrir el santo del día, tan conocido a veces como desconocido en ocasiones por rimbombante nombre.

Gozar con la proximidad de un «rojillo» que presagia descanso o fiesta desenfadada o el recuerdo de aquellos que ya no están y que tanto nos dieron y nos quitaron. Pero… ¡oh sorpresa!, si les das la vuelta a la hoja, Don Bosco asoma y evoca pasajes tan bellos de entrega, de trabajo por los jóvenes, de cosas por las que merece la pena luchar, vivir y soñar, soñar, soñar…

El calendario de bolsillo es «tu DNI sin frontera», el calendario de pared es el camino de la vida. De aquel mes que asoma repleto de días y que parece ser mucho más largo que el resto a aquel que pasó tan rápido que casi ni te diste cuenta.

Y cuando, finalmente, llega diciembre y los surcos y marcas de meses anteriores han dejado huella cual braille en la última hoja, viene de nuevo el director de la casa salesiana con una amplia sonrisa a desearte feliz y santo año nuevo querido amigo y te entrega uno nuevo para una «vida nueva».

Pero no adelantemos acontecimientos… porque el curso está a punto de empezar y nos esperan 4 hojas que tras el otoño caerán. ¡Feliz curso 2018-2019!