En la Vigilia del sábado con los jóvenes

Por Salesianos.info

El viernes 25 de enero, en el Campo Santa María la Antigua, se realizó el Vía Crucis con más de 400.000 jóvenes de la XXXIV Jornada Mundial de la Juventud. El Pontífice subrayó que el “camino de soledad” y dolor del Hijo de Dios continúa hoy, “los rostros que sufren la indiferencia satisfecha y anestesiante de nuestra sociedad”. Los jóvenes rezaron, entre otras cosas, por el ecumenismo, por los migrantes y refugiados, por la paz y la reconciliación, por la ecología.

El Pontífice recordó a los jóvenes que “caminar con Jesús será siempre una gracia y un riesgo”: “Es Gracia, porque nos compromete a vivir en la fe y a conocerlo”. Pero a la vez, “riesgo, porque en Jesús, sus palabras, sus gestos, sus acciones, contrastan con el espíritu del mundo, con la ambición humana, con las propuestas de una cultura del descarte y del desamor”.

En su alocución, tras las catorce estaciones, el Papa Francisco habló del Vía Crucis de Jesús, un camino “de sufrimiento y soledad”, que continúa hasta nuestros días.

“Ha sido difícil reconocerte en el hermano sufriente”, rezó Francisco a Jesús. “Hemos desviado la mirada para no ver, nos hemos refugiado en el ruido para no oír, nos hemos tapado la boca para no gritar”. Siempre es la misma “tentación”, advirtió, porque “es más fácil y pagador ser amigos en las victorias y en la gloria, en el éxito y en el aplauso”. Es “fácil”, dijo el Papa, “caer en la cultura del bullying, del acoso y de la intimidación”.

Un Vía Crucis que se prolonga “en las mujeres maltratadas, explotadas y abandonadas, despojadas y ninguneadas en su dignidad”, “en los jóvenes a quienes se les arrebatan sus esperanzas de futuro por la falta de educación y trabajo digno”; en los que “caen en las redes de gente sin escrúpulos”, en quienes están “absorbidos en una espiral de muerte a causa de la droga, el alcohol, la prostitución y la trata, quedan privados no solo de futuro sino de presente”.

El Papa siguió enumerando el sufrimiento de los hombres y mujeres, espejo del Calvario del Señor que se prolonga “en el dolor oculto e indignante de quienes, en vez de solidaridad por parte de una sociedad repleta de abundancia, encuentran rechazo, dolor y miseria, y además son señalados y tratados como los portadores y responsables de todo el mal social”. “¿Qué hacemos?”  -preguntó el Santo Padre- “¿Cómo reaccionamos ante Jesús que sufre, camina, emigra en el rostro de tantos amigos nuestros, de tantos desconocidos que hemos aprendido a invisibilizar?”.

En María, dijo el Santo Padre, “aprendemos la fortaleza para decir «sí» a quienes no se han callado y no se callan ante una cultura del maltrato y del abuso, del desprestigio y la agresión y trabajan para brindar oportunidades y condiciones de seguridad y protección”. “En María aprendemos a recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono, que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias y trabajos”.

“Enséñanos Señor –concluyó el Papa su oración- a estar al pie de la cruz, al pie de las cruces; despierta esta noche nuestros ojos, nuestro corazón; rescátanos de la parálisis y de la confusión, del miedo y la desesperación”.

Vigilia con los jóvenes

Ya el sábado 26 de enero, ante miles de jóvenes presentes en la Vigilia en el Campo San Juan Pablo II, el Papa habló sobre temas de mucha actualidad juvenil y con un lenguaje simple, profundo pero cercano a los jóvenes. Les dijo que “la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno”, como lo hicieron los santos.

Al referirse a los santos les presentó la figura de uno de los Santos Patronos de la Jornada Mundial de la Juventud. “Pienso por ejemplo en Don Bosco que no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte. A ver acá los que quieren a Don Bosco, un aplauso. Don Bosco no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte lejana o especial, simplemente aprendió a ver todo lo que pasaba en la ciudad con los ojos de Dios y, así, su corazón fue golpeado por cientos de niños, de jóvenes abandonados sin estudio, sin trabajo y sin la mano amiga de una comunidad. Mucha gente vivía en la misma ciudad, muchos criticaban a esos jóvenes, pero no sabían mirarlos con los ojos de Dios. A los jóvenes hay que mirarlos con los ojos de Dios”.

Refiriéndose al Santo de los jóvenes le presentó la figura de un santo que dio un paso en beneficio de los jóvenes abandonados: “Él lo hizo, se animó Don Bosco, y se animó a dar ese primer paso: abrazar la vida como se presenta y, a partir de ahí, no tuvo miedo de dar el segundo paso: crear con ellos una comunidad, una familia donde con trabajo, estudio se sintieran amados. Darles raíces desde donde sujetarse para que puedan llegar al cielo, para que puedan ser alguien en la sociedad, darles raíces para que se agarren y no los tire abajo el viento que viene, eso hizo Don Bosco, eso hacen los santos, eso hacen las comunidades que saben mirar a los jóvenes con los ojos de Dios”.

Clausura de la JMJ

Los peregrinos pasaron la noche acampando en las inmediaciones tras haber celebrado la Vigilia con el Santo Padre, en un ambiente marcado por la emoción, la alegría de un espíritu renovado y la esperanza de volver a casa llevando el mensaje del Evangelio “a todas las periferias”.

La Jornada Mundial de la Juventud concluyó el domingo 27 de enero con el último saludo que el Santo Padre entregó a los jóvenes y ante más de 700 mil personas en el Campo San Juan Pablo II (Metro Park).

A las ocho en punto inició la Eucaristía. “Vosotros sois el ahora de Dios”, fue el mensaje contundente a la juventud reunida en esta última jornada.

El Papa finalizó su estadía en Panamá participando a un encuentro con los voluntarios y la visita a la Casa hogar “El Buen Samaritano”. “El buen Samaritano, así como todas vuestras casas, nos muestran que el prójimo es en primer lugar una persona, alguien con rostro concreto”, les manifestó.

Su oración no ha olvidado a los pueblos que sufren. “Deseo expresar mi sentimiento de pesar por las tragedias que han golpeado al Estado de Minas Gerais en Brasil y al Estado de Hidalgo en México… Aquí en Panamá, he pensado mucho en el pueblo venezolano, Filipinas…”.

Al cierre de la JMJ en Panamá, se anunció a Portugal como la próxima sede de la JMJ 2022.Ya en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, miles de peregrinos despidieron al Santo Padre la tarde del domingo 27 de enero. El Papa estuvo acompañado del Presidente de la nación, Juan Carlos Varela y la Primera Dama de la República, Lorena Castillo de Varela.

El Papa regresó a Roma, pero sus palabras y sus mensajes permanecen.