Lecturas refrescantes para jóvenes en tiempo de verano. 

Por José Miguel Burgui (Salesiano de Don Bosco). 

Un caballo brioso y muy enjaezado, ensoberbecido de sus ricos adornos, se encontró en un camino estrecho con un pobre asno que venía cargado desde muy lejos, y porque no le hizo lugar al instante, le dijo el caballo con arrogancia:

– Bestia vil, ¿por qué me impides el paso? No sé cómo no te mato a coces.

El asno espantado de la soberbia del caballo se apartó a un lado, y le dejó pasar libremente.

Algún tiempo después, se desmejoró tanto el caballo y enflaqueció de manera, que no se pudo recuperar, y así se hizo inútil para su amo.

Este le destinó entonces a transportar estiércol, a tirar del carro, y a trabajar en el campo, cambiando sus bordados por albardas y aparejos de labor; y así iba por los caminos molesto y fatigado.

El asno a quien había insultado, pastando en el campo, vio al caballo, que traía una carga de estiércol, y le dijo:

– ¿No eres tú aquel caballo que le parecía sobrepujar a los demás animales? ¿Dónde está tu soberbia y tu orgullo? ¿Dónde está tu dorada silla y tus brillantes arreos? Amigo, eso es justo que suceda al que se ensoberbece.

  1. Moraleja

Lo podemos leer en el evangelio de Lucas 14, 11:

Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humille será enaltecido”.

Es bueno vivir siempre con sencillez y humildad, reconociendo los propios fallos y las virtudes y valores que uno tiene.