Por equipo de redacción Salesianos Alcoy. 

Margarita Occhiena nació el 1 de abril de 1788 en Caprigli, en el norte de Italia. Cuando llevaba cinco años casada, enviudó, a sus 29 años, y tuvo que sacar adelante a su familia en medio de la hambruna que asolaba Europa. Cuidó de la madre de su marido y de su hijo Antonio, a la vez que educaba a sus propios hijos, José y Juan Bosco.

Fue una mujer fuerte, con las ideas claras y la fe inquebrantable. De estilo de vida sencillo y analfabeta, siempre se preocupó de la educación cristiana de sus hijos, de temperamentos muy diferentes con humildad y siendo razonable con ellos, aunque más de una vez se vio obligada a tomar decisiones extremas, como tener que mandar fuera de casa a Juanito Bosco para preservar la paz en casa y ofrecerle la posibilidad de estudiar.

Acompañó a Don Bosco en su camino hacia el sacerdocio y a sus 58 años abandonó la tranquilidad de su casa, en su pueblo, para seguirle en su misión entre los muchachos pobres y abandonados de Turín. Durante diez años, madre e hijo unieron sus vidas con los inicios de la Congregación Salesiana.

Ella fue la primera y principal cooperadora de Don Bosco y, con su amabilidad hecha vida, aportó su presencia maternal al Sistema Preventivo. Fue así como, sin saberlo, llegó a ser la cofundadora de la Familia Salesiana, capaz de formar a tantos santos, entre los que se encuentran Domingo Savio y Miguel Rúa.

Murió en Turín a los 68 años de edad, un 25 de noviembre de 1856 y una multitud de muchachos lloró por ella como por una madre, acompañando sus restos al cementerio. Por eso la Familia Salesiana celebra hoy el día de los Cooperadores y también recuerda a todos los familiares difuntos de la Familia Salesiana.

El 23 de octubre de 2006, el Papa Benedicto XVI declaró Venerable a Mamá Margarita e inició su proceso de beatificación porque “consta que ha ejercitado, heroicamente, las virtudes teologales de la Fe, de la Esperanza y de la Caridad, tanto hacia Dios como hacia el prójimo, así como las virtudes cardinales de la Prudencia, Justicia y Templanza, y otras virtudes anejas a éstas”. Así, Mamá Margarita pasó de Sierva de Dios a Venerable y está en curso su proceso de beatificación.