Lecturas refrescantes para jóvenes en tiempo de verano.
Por José Miguel Burgui (Salesiano de Don Bosco).
Érase una vez una persona tan santa que jamás pensaba mal de nadie.
Un día estaba sentado en un restaurante tomando un café – que era todo lo que podía tomar, por ser día de ayuno y abstinencia – cuando, para su sorpresa, vio a un joven amigo y conocido devorando un enorme filete de rica carne en la mesa de al lado.
“Espero no haberle escandalizado, señor Xavi”, dijo el joven con una sonrisa.
“De ningún modo. Supongo que has olvidado que hoy es día de ayuno y abstinencia”, replicó el señor Xavi.
“No, lo he recordado perfectamente…”
“Entonces, seguramente estás enfermo y el médico te ha prohibido ayunar…”
“En absoluto, no puedo estar más sano.”
Entonces, el señor Xavi alzó los ojos al cielo y dijo:
“¡Qué extraordinario ejemplo nos da esta joven generación, Señor! ¿Has visto cómo este joven prefiere reconocer sus faltas antes que decir una mentira?”.
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Breve comentario y moraleja
Hemos de pensar bien siempre de los demás. Muchas veces juzgamos a las personas por lo que vemos con los ojos y nos equivocamos. Olvidamos que hay unas intenciones dentro de la misma persona que no se ven, que se nos escapan a nuestra mirada.
Juzga bien y serás bien juzgado.
No juzgues y no serás juzgado.
En la calle escuchamos con frecuencia la siguiente expresión: “piensa mal y acertarás”. Este refrán no es cristiano. No hay por qué pensar mal de nadie. te llevarás muchas sorpresas en la vida.
Piensa en ti y verás cómo mucha gente y hasta los más cercanos a ti se equivocan en muchos juicios que hacen sobre tu persona.
No juzguemos nunca las intenciones de nadie.
Solo vemos con los ojos y eso no lo es todo.
Lo más importante se nos escapa a la mirada.
Ya sabes, piensa en ti y serás más prudente en emitir algún juicio sobre una acción de otra persona.