Lecturas refrescantes para jóvenes en tiempo de verano.
Por José Miguel Burgui (SDB).
Un día, un chiquitín le preguntó a su papá si le podía decir dónde podía ver a Dios.
El papá y su hijo Xavi estaban caminando por el campo, el prado estaba lleno de blancas margaritas, los pájaros cantaban y brillaba un fuerte sol mañanero; va a ser entonces cuando el papá ante esta profunda e interesante pregunta de su querido hijo le dice: “Mira, hijo, mira directamente al sol”. El chiquitín lo mira de frente y no pudiendo resistir su resplandor y eso que era todavía muy temprano, ya que el sol casi acababa de despertarse, como ellos también; se pone la mano en los ojos y le dice algo rabioso a su padre: “Papá, no puedo, el sol me ciega”.
Entonces el padre le contestó: ”Pedías ver a Dios y no siquiera puedes ver al sol de frente; hijo mío querido, a Dios no se le puede ver con estos ojos, Dios es el gran foco de la sabiduría, de la ternura, misericordia y bondad, como el sol es el foco de la luz y del calor. Te felicito por tu preciosa pregunta, sigue así, haciéndote y formulando profundas preguntas a los demás y a ti mismo, ayudando a todos tus compañeros, sobre todo al que veas que está triste, necesitado o falto de algo; es así cómo te irás acercando al Señor y lo irás viendo reflejado en el fondo de tu tierno corazón; un abrazo y un beso, hijo mío querido, te lo has ganado por la preciosa y profunda pregunta que me has hecho”.