Lecturas refrescantes para jóvenes en tiempo de verano. 

Por José Miguel Burgui (Salesiano de Don Bosco). 

Me gusta ir por la vida con los ojos bien abiertos para ver, observar y captar gestos y acontecimientos, observo mucho las acciones de los niños, en ellos y ellas no hay engaño, de ahí que narraré cuanto en diversos momentos observé algún hecho en estas edades y en relación del trato con algún insecto, como así fue con un saltamontes, dos escarabajos y unas hormiguitas.

Los saltamontes son insectos herbívoros, a veces se dan verdaderas plagas para la agricultura, su hábitat favorito son los prados, los cultivos y los terrenos secos.

El escarabajo, existen muchas especies, éstos tenían una fuerte cáscara muy negra, debajo ocultaban sus alitas.

Las hormigas. Hay catorce mil especies distintas, se identifican por sus antenas, su estructura es en tres secciones con una estrecha cintura.

Me encantó y vibré al mismo tiempo que el saltamontes saltaba y dos niños jugaban con el imitándole en sus saltitos, esto lo presencié en un largo paseo de la ciudad.

Cuando el saltamontes se paraba en su salto, los niños se agachaban para saludarle y hablarle. Bello juego con el saltamontes.

En cierto día pude ver que otro niño, muy de mañana que al ver a dos escarabajos boca arriba e intentando ellos ponerse en posición normal, les ayudó con sus pequeñas manitas a ponerlos bien para que caminaran con sus grandes patas y se escondieran a continuación en un agujero.

Me acerqué y le pregunté por qué había hecho eso y su respuesta fue rápida y clara, para que pudieran caminar ya que patas arriba podían morir.

Bravo, salvó la vida a dos escarabajos.

La sorpresa la tuve en otra ocasión, al ver a un niño y a una niña, muy pequeños con la mamá muy próxima que también los observaba. ¿Qué vi? Que tomaban de una en una una hormiga de una larga hilera de hormigas, en plena acera y las metían en una pequeña caja de cartón. Con permiso de la mamá hablé con ellos y les pregunté por qué hacían eso de coger a las hormiguitas y meterlas en una caja, su respuesta fue que era para alimentarlas y en efecto observé que dentro de la caja había pequeñas migas de pan, les felicité delante de su madre y aprobé su gesto y vi que les gustó tal felicitación.

Jugando, salvando la vida y dando de comer, imborrables escenas de niños en amistad, juego y ayuda a los insectos.