Lecturas refrescantes para jóvenes en tiempo de verano.
Por José Miguel Burgui (Salesiano de Don Bosco).
El amo de una tienda, al poner este letrero fuera de su tienda, se le acerca un niño y le pregunta a bocajarro, “Buenos días, señor ¿vende Ud. cachorrillos?”
-“Así es”.
Y el muchacho entró a la tienda,
-“¿Cuánto cuestan?”
-“Entre 30 y 50 €”, replicó el dueño
-“Sólo tengo 2,37€, ¿puedo verlos?”
El señor sonrió, dio un silbido y salió Linda, era la madre de cinco preciosos cachorrillos que le seguían como locos, su pelaje era plateado. Uno de ellos se retrasaba.
-“¿Qué le pasa a ese perrito?” preguntó el niño señalando al perro que cojeaba.
El señor de la tienda le dijo que siempre estaría cojo, así se lo había comunicado el veterinario. El niño se emocionó y le dijo:
-“Ése es el cachorro que yo quiero comprar”.
-“No lo tienes que comprar, si realmente lo quieres, te lo regalo”.
El niño, algo molesto, miró a los ojos del tendero y le dijo:
-“No quiero que me lo dé. Este perrito vale tanto como los demás y pagaré su valor, así que hoy le doy los 2,37€ y cada semana iré aportando la cantidad correspondiente hasta que, le pague todo”.
-“No creo que quieras comprar este perrito precisamente, nunca va a poder correr ni jugar ni saltar contigo como los demás”, le replicó el dueño.
En este momento, el pequeño se agachó, arremangó su pantalón y mostró su pierna con la abrazadera de metal.
-“Bien, bien”, replicó con suavidad el tendero al niño- Y el chiquito añadió: “Yo tampoco corro mucho ni muy bien, y el cachorrillo va a necesitar a alguien que lo entienda”.