Por el equipo de redacción de Salesianos Juan XXIII de Alcoy. 

El alumnado de francés termina el curso cocinando unos deliciosos crêpes. Combinar el uso de otro idioma con la práctica culinaria funciona. Es divertido, es entretenido, propicia el trabajo en equipo y se aprende mucho, porque además las conversaciones de cocina y entre los fogones se hacen en francés.
 
Finalmente, el fruto del trabajo se puede degustar y comparar los resultados entre unos y otros cocineros. ¿Quién sabe si entre estos chicos y chicas tenemos un Masterchef infiltrado?
 
Bon appétit!! 

 

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