Lecturas refrescantes para jóvenes en tiempo de verano.
Por José Miguel Burgui (SDB).
Al leer el libro de La Filocalia de la oración de Jesús, en el apartado apotegmas de los padres del desierto topé con esta buena mentira.
Un abad estaba atravesando el desierto con otros monjes, cuando se dieron cuenta de que aquél que les guiaba había equivocado el camino.
Era de noche y los hermanos dijeron al abad:
“¿Qué hacemos? Este hermano ha equivocado el camino y nosotros corremos el riesgo de perdernos y morir todos en el desierto ¿No será mejor pasar aquí la noche y emprender el camino al despuntar el sol?”
El abad respondió: “Pero si decimos a éste que se ha equivocado, se entristecerá. Escuchad, pues: yo fingiré que estoy cansado y diré que no me siento bien para proseguir el camino y que permanezco aquí hasta mañana.”
Así hicieron, y también los otros dijeron:
“También nosotros estamos que no podemos del cansancio y nos quedamos contigo.”
Y así se las ingeniaron para no entristecer a aquel hermano, que nunca supo de haber equivocado el camino.