Por equipo de redacción Colegio Salesianos Juan XXIII de Alcoy.

El tan esperado viaje de fin de ciclo para nuestros alumnos de formación profesional finalmente llegó, y no podríamos haber comenzado de mejor manera. El primer día fue una experiencia intensa y emocionante que quedará grabada en la memoria de todos.

La jornada comenzó con una visita al emblemático Templo del Tibidabo, donde las impresionantes vistas de la ciudad de Barcelona dejaron a todos maravillados. Desde lo alto, se podía apreciar la belleza de la ciudad, con sus edificios históricos y el mar Mediterráneo al fondo. Después, nos dirigimos a los exteriores de la Sagrada Familia, donde los alumnos quedaron fascinados por la majestuosidad de esta obra maestra de Gaudí. Las intrincadas fachadas y los detalles arquitectónicos fueron un tema de conversación durante todo el día.

A medida que avanzaba la tarde, el grupo se sumergió en el ambiente vibrante del Barrio Gótico. Pasear por sus estrechas calles empedradas, llenas de historia y encanto, fue una experiencia única. Los alumnos disfrutaron explorando pequeñas tiendas, cafés y plazas escondidas, capturando momentos con sus cámaras y compartiendo risas.

Pero la diversión no terminó ahí. Por la tarde, el grupo se dirigió a un centro de entretenimiento donde les esperaban actividades llenas de adrenalina. Comenzaron con una emocionante partida de bolos, donde la competitividad y la diversión se mezclaron en cada lanzamiento. Luego, se enfrentaron en un combate de pistolas láser, desatando su espíritu guerrero en un juego lleno de estrategia y risas. Para culminar el día, se lanzaron a una carrera frenética en los karts, donde la velocidad y la emoción hicieron que todos se sintieran como verdaderos pilotos.

Después de un primer día tan lleno de aventuras en Barcelona, el viaje continuó con dos días de pura diversión en el parque temático Port Aventura. Las atracciones emocionantes, los espectáculos y la oportunidad de disfrutar juntos como grupo crearon recuerdos inolvidables. Desde las montañas rusas que desafiaban la gravedad hasta los momentos de relajación en las áreas temáticas, cada instante fue una celebración de su esfuerzo y dedicación a lo largo de su formación.

Sin duda, este viaje no solo fue una despedida de su etapa escolar

 

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